Capítulo 15: Zhao Zilong Rescata al Príncipe a Cab

Categoría: Historia Autor: Admin Palabras: 1623 Actualizado: 25/04/12 19:34:44
El avance de Cao Cao
Cao Cao, al enterarse de que Cao Ren había caído nuevamente en la trampa de Zhuge Liang, no pudo contener su furia.

–¡Maldito aldeano Zhuge! ¡¿Cómo se atreve?! –rugía, mientras ordenaba a su ejército avanzar como una marea incontenible.

Liu Ye, en un intento por ganar el favor de la gente, sugirió enviar a Xu Shu para persuadir a Liu Bei de rendirse. Xu Shu llegó a Fancheng y compartió viejas anécdotas con Liu Bei y Zhuge Liang, pero rechazó quedarse, pues no quería traicionar su lealtad anterior. Finalmente, regresó a Cao Cao.

El éxodo de Liu Bei
Preocupado por la inminente llegada del ejército de Cao Cao y la imposibilidad de defender Fancheng, Liu Bei decidió evacuar a los ciudadanos y dirigirse a Xiangyang. Sin embargo, al llegar, Liu Cong se negó a dejarlos entrar, obligándolos a seguir hacia Jiangling.

Los generales expresaron su preocupación.

–Jiangling es una fortaleza natural, pero con tantos refugiados, avanzamos demasiado lento. Si Cao Cao nos alcanza, ¿cómo nos defenderemos? –preguntó uno de ellos.

–Sería mejor dejar a los civiles y marchar rápido– sugirió otro.

Liu Bei, conmovido por el sufrimiento de su gente, se negó. Ordenó a Guan Yu pedir ayuda a Liu Qi en Jiangxia, a Zhang Fei cubrir la retaguardia y a Zhao Yun proteger a las familias.

El ataque de Cao Cao
Cuando Cao Cao llegó a Xiangyang, convocó a Liu Cong y sus generales. Fingiendo benevolencia, le prometió un puesto en Qingzhou, pero en secreto, ordenó su asesinato en el camino. Enterado de la lenta marcha de Liu Bei, Cao Cao reunió cinco mil jinetes y salió en una persecución relámpago.

Liu Bei, al ver que Guan Yu no regresaba con ayuda, envió a Zhuge Liang a Jiangxia. En la cuarta vigilia de la noche, el estruendo de gritos en el noroeste anunció la llegada del enemigo. Liu Bei, con apenas dos mil soldados, se lanzó al combate. Los hombres de Cao Cao arremetieron con fuerza. Justo cuando la derrota era inminente, Zhang Fei irrumpió con sus tropas, rescatando a Liu Bei y permitiendo la retirada. Al amanecer, Liu Bei se encontró solo con un centenar de soldados, sin rastro de su gente ni de Zhao Yun.

De repente, alguien trajo noticias alarmantes.

–¡Zhao Zilong se ha rendido a Cao Cao!

Zhang Fei explotó de ira.

–¡Voy a matarlo con mis propias manos!

–¡Detente! –ordenó Liu Bei–. Zilong es leal como el acero, nunca nos traicionaría.

Zhang Fei, sin embargo, se dirigió al puente de Changban con veinte hombres. Al ver el bosque espeso al este del puente, ideó un plan: ordenó a sus soldados atar ramas a las colas de los caballos y agitarlas para levantar polvo, creando la ilusión de un gran ejército. Luego, se plantó en el puente, lanza en mano, aguardando al enemigo.

La valentía de Zhao Yun
Zhao Yun había combatido toda la noche en busca de Liu Bei y su familia. Al no encontrarlos, decidió regresar al campo de batalla.

–¡No puedo enfrentar a mi señor sin haber hallado a la señora y al joven príncipe! –se dijo a sí mismo.

Avanzando entre los cuerpos y el caos, encontró a Gan, la esposa de Liu Bei. La escoltó hasta el puente de Changban, donde Zhang Fei la recibió. Luego, Zhao Yun volvió al campo de batalla para encontrar a la otra esposa, Lady Mi, y al pequeño A Dou.

Finalmente, halló a Lady Mi en un muro derruido, llorando con el bebé en brazos.

–¡Señora, súledme a caballo y luchemos hasta salir de aquí! –pidó Zhao Yun.

–No, guerrero –dijo ella con firmeza–. Tú debes salvar a mi hijo.

Antes de que Zhao Yun pudiera reaccionar, Lady Mi depositó al bebé en el suelo y se lanzó a un pozo. Zhao Yun, con el corazón destrozado, cubrió el pozo con escombros, ató a A Dou a su pecho y, con lanza en mano, luchó hasta el puente de Changban.

En el fragor de la batalla, Cao Cao lo observó desde una colina.

–¡¿Quién es ese guerrero que avanza imbatible?! –preguntó.

Cao Hong cabalgó hacia adelante y exigió:

–¡Nombraos!

–¡Soy Zhao Zilong de Changshan! –bramó Zhao Yun.

Cao Cao, impresionado, ordenó a sus tropas capturarlo vivo. Zhao Yun, sin miedo, atravesó el campo enemigo, eliminando a más de cincuenta soldados en su escape.

Cuando finalmente llegó al puente, exhausto y cubierto de sangre, Zhang Fei lo recibió.

–¡Rápido, hermano! ¡Yo los cubriré! –exclamó Zhang Fei.

Zhao Yun se reunió con Liu Bei y le entregó a A Dou sano y salvo. Liu Bei, sin embargo, lanzó al niño al suelo con rabia.

–¡Por este niño casi pierdo a mi mejor general!

Zhao Yun, conmovido, cayó de rodillas y lloró.

El rugido de Zhang Fei
Cuando Wen Pin y las tropas de Cao Cao llegaron al puente, vieron a Zhang Fei con los ojos encendidos y su lanza lista. Desde el otro lado, una densa nube de polvo ocultaba su número real. Zhang Fei rugió con voz de trueno:
–¡Soy Zhang Yide! ¡¿Quién se atreve a enfrentarse conmigo?!

El estruendo hizo temblar a los soldados. Cao Cao, temiendo una emboscada, ordenó la retirada. Zhang Fei destruyó el puente, y Liu Bei pudo continuar su escape hacia el río Han.

Así, Zhao Zilong rescató al príncipe, y el destino de los héroes quedó sellado en la historia.