Encuentro en la Entrada del Jardín Ese día, el jardín quedó finalmente terminado. Las inscripciones y pareados en cada rincón del jardín debían ser compuestos por la Princesa Yuan, pero, al no haberlo visitado aún, le resultaba imposible hacerlo. Sin embargo, no se podía dejar cada lugar sin sus respectivas inscripciones. Por ello, Jia Zheng reunió a un grupo de eruditos para recorrer el jardín y redactar inscripciones provisionales, esperando que, una vez que la Princesa Yuan lo visitara, pudiera componer las definitivas. Al llegar a la entrada del jardín, vieron a Baoyu saliendo apresuradamente con sus sirvientas y asistentes, como si estuviera huyendo. Resulta que Baoyu, paseando por el jardín para aliviar su aburrimiento, escuchó que el señor Jia Zheng se acercaba, y, como un ratón que huye del gato, intentó escapar, pero terminó encontrándose cara a cara con Jia Zheng. Jia Zheng, habiendo escuchado de los tutores que Baoyu no destacaba en sus estudios formales pero tenía cierta habilidad para la poesía y los pareados, decidió retenerlo para poner a prueba su talento. Baoyu, sin saber si esto sería una bendición o una desgracia, no tuvo más remedio que quedarse. Primeras Impresiones del Jardín Jia Zheng ordenó cerrar las puertas del jardín y observó primero el exterior. Al ver un diseño novedoso y elegante, sin rastros de artificiosidad, se sintió complacido. Luego, abrieron las puertas del jardín, encontrando una colina de rocas verdes que bloqueaba la vista directamente frente a la entrada. Los eruditos elogiaron al unísono: -¡Qué montaña tan magnífica! Jia Zheng comentó: -Sin esta montaña, el paisaje del jardín se revelaría de un vistazo, perdiendo todo interés. Las rocas, de formas variadas y extrañas, tenían un sendero serpenteante en medio. Jia Zheng y su grupo caminaron por el sendero y vieron una piedra blanca y lisa en la cima, perfecta para una inscripción. Pidió a los eruditos que propusieran ideas. Estos, entendiendo la intención de Jia Zheng de probar a Baoyu, sugirieron inscripciones convencionales sin mucho esfuerzo. Tras varias propuestas que no satisficieron a Jia Zheng, este pidió a Baoyu que sugiriera algo. Baoyu respondió: -Los antiguos decían:"Es mejor relatar lo antiguo que inventar lo nuevo; es preferible esculpir lo antiguo que tallar lo moderno". Este lugar no es una atracción principal, sería apropiado escribir simplemente "Camino serpenteante conduce a un lugar apacible". Todos elogiaron: -¡Excelente! ¡El talento de Baoyu es realmente notable! Jia Zheng comentó: -No lo elogien demasiado; solo está usando lo poco que sabe para impresionar. El Puente y el Pabellón Al atravesar una cueva de piedra, encontraron árboles y flores frondosos, con un arroyo claro fluyendo entre las rocas. Más adelante, el terreno se volvía amplio y plano, con edificios elevados a ambos lados. Sobre el arroyo, había un puente de piedra con un pabellón construido encima. Los eruditos sugirieron nombres como "Pabellón Alado" o "Cascada de Jade", todos con referencias clásicas. Baoyu consideró que estos nombres eran demasiado burdos y propuso: -El uso de "Perfume Penetrante" sería más elegante y sutil. Jia Zheng, acariciando su barba, guardó silencio, mientras los demás elogiaban el ingenio de Baoyu. Luego, Jia Zheng le pidió que compusiera un pareado de siete caracteres. Baoyu, tras observar el entorno, recitó: -Sauces bordean el dique, prestando su verdor a las pértigas; flores dividen su fragancia desde la orilla opuesta. La Casa de Bambú Continuando su paseo, llegaron a una zona donde un muro blanco se veía entre un bosque de bambú, revelando habitaciones limpias y ordenadas. Jia Zheng comentó: -Sería ideal leer aquí en noches de luna; no sería una vida desperdiciada. Un erudito sugirió: -Este lugar merece una inscripción de cuatro caracteres. Algunos propusieron "Estilo del Río Qi" o "Vestigios del Jardín Sui", pero Jia Zheng no quedó satisfecho. Jia Zhen sugirió que Baoyu propusiera algo. Jia Zheng, con tono crítico, dijo: -Sin haber compuesto nada aún, ya critica las ideas de otros; muestra su arrogancia. Los demás intervinieron: -Sus críticas son acertadas; no es necesario reprocharlo. Jia Zheng añadió: -Hoy puedes hablar libremente; primero presenta tus ideas y luego podrás componer. Baoyu explicó: -Este es el primer lugar que visitará Su Alteza; es apropiado alabar al emperador. Hay una inscripción de cuatro caracteres de los antiguos que sería adecuada. Jia Zheng preguntó: -¿Acaso "Río Qi" y "Jardín Sui" no son de los antiguos? Baoyu respondió: -"Llegada del Fénix" sería más apropiado. Todos aplaudieron la sugerencia. Jia Zheng le pidió que compusiera un pareado, y Baoyu recitó: -En el caldero de jade, el té reposa mientras el humo sigue verde; en la ventana serena, tras la partida del juego de ajedrez, los rollos de bambú descansan intactos. La Isla y el Pabellón de la Dama Pura Continuaron avanzando y llegaron a una isla en medio del lago, donde había un pabellón circular, con elegantes columnas pintadas y tallas sutiles. Un sendero de piedra cruzaba el agua para llegar al pabellón. Jia Zheng miró alrededor y comentó: -Este lugar es hermoso, como si una dama pura viviera aquí. Todos propusieron nombres como “Refugio de la Doncella” o “Morada del Loto”. Baoyu dijo: -Este rincón se siente como si una mujer casta y virtuosa lo habitara en soledad. ¿Qué tal “Pabellón de la Dama Pura”? Todos lo celebraron y Jia Zheng asintió. Luego le pidió un pareado, y Baoyu lo improvisó: -La niebla abraza las islas, ocultando las huellas del mundo; la brisa acaricia los sauces, revelando la esencia del alma. El Refugio de la Poesía Más adelante, entre senderos serpenteantes, apareció una casa con varios estantes de libros y mesas de estudio. Jia Zheng la observó detenidamente y comentó: -Aquí podría establecerse un lugar de reunión literaria, para que Su Alteza componga versos en su descanso. Un erudito propuso llamarlo “Salón del Plumín Dorado. Jia Zheng pidió opinión a Baoyu, quien respondió: -Esa propuesta es buena, pero me atrevería a sugerir “Refugio de la Poesía”, evocando el recogimiento del pensamiento poético. Todos asintieron satisfechos. Al pedirle un pareado, Baoyu recitó: -Versos fluyen con la tinta del sur, mientras el alma flota con las nubes del norte; flores brotan entre páginas abiertas, y sueños maduran entre pinceles dormidos. Los Salones Floridos Después caminaron hacia un grupo de pabellones interconectados, cubiertos de glicinas y rosas trepadoras. Algunos sugirieron llamarlo “Salón de las Mil Flores” o “Casa de las Enredaderas”. Baoyu propuso: -“Salones Floridos” nombre breve pero lleno de imágenes. A todos les agradó, y al componer un pareado, dijo: -Las flores entrelazadas reflejan sus sombras en las cortinas perladas; el murmullo de la seda se mezcla con los suspiros del viento nocturno. Conclusión del Paseo Después de recorrer todo el jardín, Jia Zheng había tomado nota de todos los nombres e inscripciones propuestas. Aunque fingía severidad, por dentro estaba bastante satisfecho con el ingenio y la sensibilidad poética de Baoyu. Los eruditos también lo elogiaron como un joven prodigio. Ya de vuelta en casa, Jia Zheng mandó a copiar todos los pareados y nombres para que los artesanos los grabaran en los lugares correspondientes. Esa misma noche, Baoyu volvió a su habitación agotado, pero secretamente feliz por haber sido finalmente reconocido por su padre, aunque solo fuera un poco.